Aunque mi ama no tardó mucho, en ponerse
muy pesadita con el tema de que tenía que buscar un trabajo
decente. Me dijo que no podía seguir sin hacer nada y con todos los
gastos que se me iban a venir encima, por culpa de los líos en los
que me había metido.
Yo tenía otra idea, como acudir a
las televisiones a contar cosas y sacar pasta, como lo había hecho la ex de Julián Muñoz y Jesulín... Pero no coló, así
que me puse a mirar anuncios en Internet, antes de que la cosa pasase
a males mayores.
Buscando, buscando, encontré una
oferta de trabajo que me llamó mucho la atención y cuyo texto decía
así:
Asesora Tuppersex
Empresa dedicada a la venta de
juguetes eróticos busca asesoras para promociones.
Requisitos valorados: solicitamos
personas extrovertidas, alegres, de carácter abierto, con ganas de
trabajar y tener ingresos extras, con edad entre 18 y 50 años.
...Miauuu!!!! ¡Esto si que podía
ser divertido! ... Mandé el Currículum. a pesar de que a mi ama no
le parecía un buen trabajo para mí y a los pocos días me llamaron
a una entrevista. Me acicalé de cabeza a rabo y allí que fui.
El director comercial me hizo pasar
a un despacho donde había una mesa con una completa exposición de
todos los artículos. Yo me subí para examinarlos detenidamente,
pues nunca había visto nada parecido.
Todos aquellos artilugios,
me parecieron de los más curiosos. Y lo que me chocó fue aquel
traje de Caperucita Roja tan extraño, con correas negras y cadenas.
No me podía imaginar que los humanos fueran tan raros para estas
cosas. Con lo fácil que es... Absorta en estos pensamientos... oí
que me preguntaba, ¿Yessi qué experiencia tienes?
Soy
un poco pu..., -dije-,
bueno, se me escapó. Entonces -me contestó- siento decirte que no
podrá ser, porque eso es demasiada experiencia, muchísima más de
la que se necesita para el perfil del asesor. Lo siento. Muchas
gracias por haber venido.
Mi ama, se enfadó muchísimo cuando
se lo conté, ella que siempre me ha prohibido decir tacos...
¿Cómo se te ha ocurrido decir una
palabrota en una entrevista de trabajo? -me dijo-
¿Qué podía decir? -le contesté-
-Pues... por ejemplo promiscua.
¿Promiscua?. Me di media vuelta y
me fui a dormir. De pronto me sentí muy agotada. Ya hablaríamos
en otro momento cuando se hubiese tranquilizado.
Al día siguiente, amaneció un
bonito día y mi ama se encontraba de muy buen humor. Juntas tomamos
el desayuno, al igual que siempre. Me dijo que algo tenía que
cambiar en mi vida, que no podía seguir así. Pero... y ¿Qué podía
hacer yo? Miauuu...!